El miércoles 20 por la tarde se escapó en Islas Menores (cerca de Mar de Cristal) mi ninfa ancestral macho, de 7 años, llamada Silver, por ser salvaje (en honor a un canario silvestre que me salió superdotado) y por el color plateado de su plumaje. No es papillera ni criada a mano, pero estaba adiestrada y acostumbrada a tener libertad a diario, ya que me interesa más la etología que la crianza en cautividad. El escape se debió a un exceso de confianza al limpiar la jaula: al moverla tras terminar, la puerta quedó abierta y salió volando. Al volar creo que se unió a un grupo de cotorras argentinas en segunda línea de playa en la Calle Isla Formentera a la altura del chalet de enfrente al número 35, con algún árbol alto, pero después dejé de oírla piar. Hemos dejado su casa-jaula con comida y agua en la terraza de la casa prestada por un familiar por si volviera, pero tengo mis serias dudas. Para mi madre era una verdadera terapia: cada mañana nos regalaba su gorjeo y serenatas (a veces algo escandalosas), por lo que ahora sentimos un gran vacío en casa. Después de todo, fue inteligente, porque era nuestro último día de vacaciones y se ve que se lo olía y quería quedarse a vivir allí por preferirlo a Murcia. Resulta que cuando ya pensaba que no se iba a salir, me lo encontré subido encima del tejado como tantas veces cuando se sale o lo saco yo (normalmente más bien era esto último, pero en un piso con todo cerrado) para estar cómodo mientras le lavo la jaula, pero aunque mi madre no dijo nada para que no se asustara, la vio salirse sigilosamente como una zorrilla, y mi padre me estaba avisando poco antes que cerrara la terraza que se me podía escapar, lo que pasa que yo estaba ahí fresco y cómodo en el suelo, craso error mío. Fue un sobresalto que tuvo, se vio agobiado porque iba a cogerlo y no quería en ese momento dejarse coger como yo iba a intentar cuando se asustó mi padre y al decírmelo mi padre e intentar yo cogerlo, salió volando. Me la jugué porque pensaba que no se iba a salir por ser muy casero, y era consciente que eso iba a ser así hasta que dijera de atreverse a salir por el mareo de cambiar continuamente la disposición de la jaula. Debí haberle puesto un alambre y no lo hice con las puertas laterales, porque al girar la jaula se abrían por ser de las que caen. Por lo menos se fue sano, con las alas recién lavadas y secas, porque le había pulverizado con su champú de plumas de glicerina, lo que le dejaba un brillo muy bonito. No creo que se haya ido a la Isla del Ciervo, siendo un ave de jaula, hay 2,5 km, ni una gaviota le iba a llevar. A ver si hay algún alma caritativa. Lástima porque tenía desarrollada su etología y estaba bastante mansa y más atenta por mi buen cuidado y pasatiempos (le ponía su bañera como anexo, los bolos, el baloncesto) en comparación al principio. Si alguien la encuentra o incluso la ha recogido para quedarse con ella, agradecería al menos saber que está en buenas manos. Se recompensará cualquier información. Adjunto fotos. Muchas gracias y disculpen las molestias.